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18 minutos que cambiarán tu vida

Por Jaime Bacás 

Algunos tienen dificultad para distinguir entre vivencia y experiencia.

Vivencia es lo que te ha sucedido… lo que has vivido. Experiencia es lo que has aprendido de esa vivencia.

Algunas personas tienen muchas vivencias y, paradójicamente, pocas experiencias. Sólo ganas experiencia de una vivencia

Que puedes hacer hoy?

Por Angel Chernoff

¿Qué puedo empezar a hacer hoy para hacer que mi vida sea más feliz y gratificante?

Esta es la pregunta más común que los lectores nos hacen por email, Facebook y Twitter. Así que hoy excavé en nuestros archivos y se formó una lista con doce maneras sencillas y factibles para mejorar tu bienestar diario.

Empieza hoy a

1. Sonreír. – Sonreír es una elección, no un milagro. No esperes a que la gente sonría. Muéstrales cómo. Una sonrisa genuina te hace sentir, a ti y a todos a tu alrededor, mejor. El simple acto de sonreír le envía el mensaje a tu cerebro de que estás feliz. Y cuando estás feliz, tu cuerpo bombea un montón de endorfinas. Esta reacción ha sido estudiada y probada desde los años 1980’s muchas veces. En pocas palabras: Sonreír te hace más feliz.

2. Tratar a todos con amabilidad y respeto. – Sí, trata a todos con amabilidad y respeto, incluso a aquellos que son groseros contigo; no porque sean amables, sino porque tú lo eres. No hay cercos ni clases que definan grupos de personas que merezcan ser respetadas. Trata a todos con el mismo nivel de respeto que le darías a tu abuelo y el mismo nivel de paciencia que le tendrías a tu hermanito. La gente notará tu gentileza.

3. Realizar un acto desinteresado. – En la vida, obtienes lo que das. Cuando generas un impacto positivo en la vida de alguien más, también generas un impacto positivo en la tuya. Haz algo que sea más grande que tú, algo que ayude a alguien a ser más feliz o sufrir menos. Te lo prometo, será una experiencia muy gratificante. Una que probablemente recordarás por siempre.

4. Evitar el drama innecesario y a quienes lo crean. – Nunca crees drama innecesariamente, y no te rodees de personas que lo creen. Elige pasar el tiempo con personas de las que estés orgulloso de conocer, personas que admires, que ames y respetes; personas que hagan tu día un poco más brillante, simplemente por estar en él. No te alejes de las personas negativas, ¡CORRE! La vida es demasiado corta como para pasarlo con personas que te chupan la felicidad.

5. Pensar en el lado positivo. – Deja de tenerle miedo a lo que podría salir mal, y empieza a pensar en lo que podría salir bien. Mejor aún, piensa en todo lo que ya está bien. Sé agradecido por las noches que se convirtieron en mañanas, por los amigos que se convirtieron en familia, y por los sueños y metas que se convirtieron en realidad. Y usa esta positividad para alimentar un futuro aún más brillante.

6. Inyectar un poco de amor al mundo que te rodea. – Ama lo que estás haciendo, hasta que puedas hacer lo que amas. Ama donde estás, hasta que puedas estar donde amas. Ama a las personas con las que estás, hasta que puedas estar con las personas que más amas. Esta es la forma en que encontramos la felicidad.

7. Tomar acciones decisivas e inmediatas en algo que necesitas hacer. – No importa si tienes el IQ de un genio y un doctorado en física cuántica, no puedes cambiar nada ni progresar en el mundo real si no tomas acción. Hay una gran diferencia entre saber cómo hacer algo y hacerlo realmente. El conocimiento y la inteligencia son inútiles sin acción. Es así de simple.

8. Seguir tu intuición al tomar las decisiones. – Seguir tu intuición significa hacer lo que sientes que es correcto, incluso si no se ve o suena bien para los demás. Sólo el tiempo lo dirá, pero nuestros instintos humanos rara vez están equivocados. Así que no te preocupes por lo que piensen los demás, y sigue viviendo y diciendo tu verdad. Las únicas personas que se enojarán contigo por hacerlo son las que están conformes con vivir una mentira.

9. Dedicar tu tiempo a trabajar en algo en lo que creas – Nunca aplaces o renuncies a una meta que sea importante para ti. No porque todavía tengas un mañana para empezar o volver a intentarlo, sino porque puede que no tengas ningún mañana. La vida es más corta de lo que a veces parece. Sigue a tu corazón hoy.

10. Conocer a alguien nuevo. – La mayoría de los seres humanos tienen la costumbre de estancarse en un pequeño círculo de amigos, pero no nos ayuda a crecer. Sal y conoce gente nueva. Te sorprenderán las lecciones que te enseñarán y las nuevas oportunidades que inyectarán en tu vida.

11. Hacer ejercicio y comer sano. – Cuidar tu cuerpo es crucial para ser la persona más feliz que puedes ser. Si no tienes tu energía física en buena forma, entonces tu energía mental (tu enfoque), tu energía emocional (tus sentimientos), y tu energía espiritual (tu propósito) se verán todas negativamente afectadas. Aquellos que ejercitan, tienen mayor sentido de auto-realización y auto-estima.

12. Ser un estudiante de la vida. – Experiméntala, aprende de ella, y absorbe todo el conocimiento que puedas. Prepárate para la grandeza manteniendo tu mente acondicionada con nuevos conocimientos y nuevos retos. Recuerda, si te mantienes preparado, no tienes que prepararte cuando las grandes oportunidades se presenten.

Fuente: https://escuelapararicos.net/12-cosas-sorprendentemente-alcanzables-que-puedes-hacer-hoy/

¿Quieres tener éxito en tu carrera?

Autor: Timothy Sykes

La mayoría de las personas responde afirmativamente a esta pregunta, pero pocos se toman el tiempo de pensar en lo que realmente necesitan hacer para triunfar, ni siquiera piensan en lo que podrían estar haciendo diferente para mejorar en su carrera.

Afortunadamente, el éxito no tiene que ser algo intangible ni tiene que aparecer por arte de magia. Hay cosas muy específicas que puedes hacer todos los días para cultivar una carrera mucho más exitosa. Aquí te dejo mis siete mejores tips para tener éxito en tu carrera:

1. DEBES ESTAR DISPUESTO A TRABAJAR DURO

Puede que hayas escuchado el dicho de que “la acción sigue a la intención”. Esto significa que antes de siquiera pensar en tener éxito, necesitas estar listo y dispuesto a hacer lo que sea necesario para llegar ahí.

Puede que esto te parezca algo menor, pero el simple hecho de estar dispuesto a trabajar duro tiene un impacto poderoso en tu carrera.

En esencia, estás entrando a la mentalidad correcta para triunfar. Cuando estás dispuesto a trabajar duro, es muy probable que hagas el trabajo necesario para diferenciarte del resto. Como lo dijo el experto en liderazgo Robin Sharma, “Si quieres tener los resultados que sólo tiene 5% de la gente, debes estar dispuesto a hacer y a pensar como sólo 5% de la gente lo hace”.

Si no estás dispuesto a hacer lo que se necesita, entonces necesitas preguntarte si realmente estás en el camino correcto.

2. PON OBJETIVOS

Los objetivos son increíblemente importantes a la hora de ayudarte a atraer el éxito, ¿quieres saber por qué?

Primero que nada, los objetivos te ayudan a definir lo que significa el éxito para ti. Esto es diferente para cada uno. Por ejemplo, para una persona el éxito puede ser llegar a un puesto directivo en una empresa de las 500 más exitosas del mundo, pero para otra persona, puede significar ser capaz de pagar los préstamos universitarios y mantener a su familia sin endeudarse.

Y segundo, a la hora de establecer tus objetivos basándote en tu propia definición del éxito, te llenas de una fuente poderosa de motivación. Al establecer tus grandes objetivos de vida puedes empezar a fragmentarlos en objetivos más pequeños y realizables. Puesto de manera simple, tus objetivos te ayudan a crear tu propio camino.

3. CONSIGUE UN MENTOR

No subestimes el poder de la mentoría. Algunas de las personas más exitosas de la historia, desde gente de negocios hasta artistas y emprendedores, muchos han buscando la guía de un mentor. Este mentor es alguien que va mucho más adelante en su carrera que tú, y su consejo vale su peso en oro.

Ellos han pasado por lo mismo que tú estás pasando ahora en su proceso de construir la carrera que tú deseas y desde su conocimiento y experiencia pueden ofrecerte muy buenos consejos relevantes para tu crecimiento. La guía de un mentor puede evitar que tomes caminos incorrectos y ayudarte a seguir en el camino correcto hacia el éxito. Aunque el simple hecho de contar con un mentor no puede garantizar tu éxito, sin duda puede ayudarte a llegar ahí mucho más rápido.

4. RODÉATE DE PERSONAS EXITOSAS

Somos la suma de las personas con las que pasamos nuestro tiempo. Así que si pasas todos tus días con tus compañeros de la universidad que sólo se sientan a comer pizza y jugar videojuegos, ¿realmente crees que te estás preparando para el éxito?

Si quieres triunfar necesitas rodearte de personas que aspiren a ser como tú. Ve a eventos de networking, pide reuniones con los asistentes y prepárate para conocer a las personas relevantes en tu industria. Esto no sólo te inspirará a mejorar, sino que como los negocios se basan en relaciones, estos esfuerzos de socialización pueden abrirte muchas puertas.

5. TEN UNA RUTINA

Mucha gente se queja de no tener el tiempo suficiente para hacer todo lo que necesitan hacer. Desafortunadamente, esto se debe únicamente a que no saben administrar su tiempo. Puede que esto no concuerde con tu idea del estilo de vida de un emprendedor del jet set, pero la verdad es que el éxito le llega a quién tiene una rutina bien establecida. Tener una rutina para tu día puede ser muy útil para que termines todas las tareas y llegues un nivel aún más alto de logros y objetivos cumplidos.

Por ejemplo, una rutina que tiene en común la gente exitosa es levantarse muy temprano para meditar, contestar correos o ejercitarse, básicamente para tener un poco de tiempo en silencio al inicio del día para enfocarse en su trabajo a la hora que tengan que hacerlo.Lo que funcione para ti como rutina dependerá de varios factores como la industria en la que trabajas y otro tipo de limitantes de tiempo. Pero tener una agenda y apegarte a ella suele ayudarte a ser más eficiente a la hora de terminar tareas, lo que te llevará a triunfar a largo plazo.

6. TEN REVISIONES REGULARES CONTIGO MISMO

En el trabajo, todos tenemos revisiones anuales, sin embargo, pocos individuos hacen este tipo de revisiones con ellos mismos.

De vez en cuando (puede que sea una vez al mes, a la semana e incluso diario) ten un pequeño reporte de status contigo mismo. Piensa en cómo estás haciendo las cosas y en qué tanto estás trabajando para lograr tus objetivos, y considera si necesitas reajustar tus objetivos para que te sigan inspirando y motivando.

Piensa en lo que podrías estar haciendo diferente, o en las áreas en las que podrías mejorar un poco. Al darte el tiempo de conectar contigo de esta forma, tendrás una mejor consciencia de ti mismo y de la dirección que debes tomar en tu carrera.

7. MEJORA TODO EL TIEMPO

Nunca te conformes con lo bueno. Si quieres tener éxito, necesitas comprometerte con lo excelente.

No, esto no significa que siempre tengas que criticarte. Pero aunque ser amable contigo es importante, también tienes que admitir en qué áreas podrías trabajar un poco más y estar dispuesto a hacerlo para fortalecer tus debilidades.

Si sigues creciendo y aprendiendo no sólo serás el empleado mejor parado, o el emprendedor con más posibilidades, sino que seguirás siendo mentalmente flexible y tendrás mejores oportunidades para lidiar con los cambios que están por llegar. Si consideramos que lo único que permanece es el cambio, ¡esta es una práctica muy valiosa!

Estrés, saber como manejarlo

Por Mario Dehter.

Dicen que están aumentando los problemas económicos y que enfrentamos graves conflictos políticos con alto potencial de escaladas bélicas regionales.

Si eso fuera cierto habrá que comenzar a prestar atención a las técnicas y los recursos que ayuden a gestionar y aliviar la tensión dentro los grupos de trabajo; porque una cosa es segura: el estrés mal atendido termina en resultados catastróficos.

A los nocivos efectos individuales del estrés laboral, ahora se sobrepone un desgaste crónico de las relaciones interpersonales y los efectos del “estrés” de cada uno comienzan a convertirse en una epidemia organizacional que se propaga más rápido de lo que se la atiende. Más vale prevenir.

El ausentismo, la baja productividad, el debilitamiento de la moral y el aumento de los accidentes en el trabajo sólo son aspectos relacionados con el estrés. Pero más en profundidad , se comienza a gestar el «estrés organizacional» que resulta del estrés que afecta a las personas y destruye al sistema.

La gente está trabajando más duro, tiene menos tiempo libre, está sometida a más presiones internas y externas para cumplir metas que, en general, se les imponen sin consultarles.

Los trabajadores comienza a entender que cada vez es más probable que deberán cambiar muchas veces de empresa, y/o de funciones y/o de jerarquía antes de jubilarse. La “inestabilidad” ya es un «factor estable» en los temores no explícitos de la mayoría de las personas adultas.

Resumiendo, a todo lo conocido en materia del estrés laboral, ahora están apareciendo fuentes adicional de estrés.

¿Cómo saber si estás estresado?

Varios especialistas sugieren un cuestionario muy simple:

¿Frecuentemente te despiertas preocupado y sientes el peso de tener que volver a tu lugar de trabajo? si no
¿Almuerzas en tu escritorio para perder el menor tiempo posible o para realizar mayor cantidad de tareas antes que finalice la jornada? si no
¿Te sientes muy cansado al final del día, como para poder disfrutar de actividades recreativas en la noche? si no
¿”Masticas” lo que debes hacer al día siguiente en el trabajo, mientras trata de conciliar el sueño? si no
¿Sueñas, o tienes pesadillas, acerca de cuestiones relacionadas con tu trabajo si no
¿Pospones o anulas las vacaciones u otras actividades con la familia porque estás demasiado ocupado con el trabajo si no

Si has respondido [ SI ] al menos a 2 de estas 6 preguntas, el «estrés laboral» probablemente te esté afectando en tu vida más de lo que tú crees.

Solemos ignorar o solapar tras autoengaños las señales físicas y psicológicas que estamos sometidos a esfuerzos excesivos en nuestra actividad profesional. Pero, aún cuando no queramos saber sobre ellas, las consecuencias físicas y emocionales de trabajar mal (duro, más rápido de lo que se puede, etc.) todos los días son muy graves.

El aumento de la ansiedad. la degradación de la calidad de nuestras relaciones sociales e incluso el aumento del riesgo de un ataque cardíaco están directamente relacionados a los grados de estrés personal y organizacional al que estamos sometidos.

Lo peor es suponer que estás exenta/o de grandes males, o que todo el problema se reduce a que disminuya tu “apetito” o “potencia” sexual ocasionalmente.

Hay buenas noticias. Pese a todo… siempre hay buenas noticias:

Afortunadamente, el proceso de rediseñar una «vida estresada» puede ser relativamente sencillo.

Los especialistas sugieren comenzar por una exhaustiva evaluación de las actividades rutinarias que se sospechan son fuente de tensiones. Las acciones de control del estrés requieren en principio de una toma de conciencia que “hay un problema”, y asumir el compromiso personal para identificar y cambiar el comportamiento relacionado con el estrés.

Los diez consejos más populares para evitar (esperanzadamente “contrarrestar”) el estrés laboral, son:

  1. Establece Prioridades. Evitar, por todos los medios y en toda circunstancia, hacerlo todo al mismo tiempo. Los temas más importantes se deben atender primero.
  2. Se el dueño de tu propio tiempo. Cuando alguien te interrumpe cuando estás trabajando, comprueba si está en tu agenda del día (la fecha correcta, a la hora correcta); en caso contrario dile que le llamarás para organizar una reunión.
  3. No almuerces en tu escritorio. Programa un tiempo de inactividad durante la jornada que te permita almorzar, sólo almorzar y nada más que almorzar.
  4. Aprende y practica sistemáticamente ejercicios de respiración profunda o técnicas de relajación para eliminar el estrés durante el día. Acostúmbrate a dar un paseo de 20 minutos todos los días.
  5. Controla tu entorno. Reduce el ruido en tu lugar de trabajo, adecúa la luz de la superficie que estás mirando la mayor parte de la jornada. Tienes que estar tranquilo y cómodo, ¿lo entiendes?
  6. Mantén el orden en tu entorno. Con buenos modales y, si fuera posible, con algo de humor, haz saber a quienes trabajan cerca tuyo qué cosas ellos hacen a ti te estresa. Quizás lo puedan evitar si ellos saben lo que a ti te molesta.
  7. Regularmente, por lo menos una vez al año visita a tu médico. Evalúa con él si necesitas lentes, audífonos, plantillas para tus pies o reguladores de tu flora intestinal. No te rías, lo digo en serio: hacer caquitas, cuando son necesarias, evita hacer cagadas en el trabajo.
  8. Protégete de la irradiación multimedial extrema. No hace falta comenzar el día aturdiéndose con la radio, o las peores noticias del periódico. Deja Twitter para después de la ducha… muchas personas encuentran que el silencio les ayuda a relajarse mucho más que una “buena música”. Los especialistas suelen recomendar al “silencio” (aunque cueste creerlo) como una práctica básica de control del estrés.
  9. Entiende que hay un lugar para cada cosa, un tiempo propio de cada lugar. Cuando llegues a tu casa deja de pensar en los problemas relacionados con el trabajo. Si te invade el pensamiento recurrente de cosas que han sido mal hechas, o que debes hacerlas de inmediato: ¡escríbelas! Así las quitarás de tu mente, y se añadirán a “tu programa” para el día siguiente.

Fuente: https://mariodehter.com/liderar/liderazgo/estres_4072/

NeuroCiencia para controlar el estres

Neurociencia en 4 pasos para controlar tu estrés

Una de las metas de los profesionistas es ser líderes, pero, ¿sabrías cómo manejar tus emociones frente a momentos de crisis, situaciones bajo estrés o presión para la solución de problemas? La realidad es que menos del 80% de las personas son buenas en ello. Pero tranquilo, existe una solución y se llama neurociencia.

La neurociencia es una disciplina que se encarga de estudiar la estructura, organización y función del Sistema Nervioso, principalmente el cerebro. Geoffrey James, especialista en temas demanagement, Brand manager, y autor del libro “Business Without the Bullsh*t: 49 Secrets and Shortcuts You Need to Know”, asegura que mantener la calma y el control de las situaciones no es un rasgo innato, sino una habilidad que cualquiera puede aprender, reforzando la idea de que la mayoría de lo que vivimos se puede tener control a través de nuestra mente siguiendo estas instrucciones.

Paso 1. Comprende la bioquímica

Cuando nos encontramos bajo una situación de exceso de presión y estrés, nuestro cerebro funciona de la siguiente manera: sentimos la necesidad de abandonar o huir debido a que la amígdala interpreta la situación como una amenaza, esto hace que tu cerebro secrete hormonas que le indican al sistema nervioso que esté preparado para tomar medidas drásticas. La respiración se vuelve corta y más rápida, inundando tus músculos con sangre, la visión periférica se va y comienza a entrar la desesperación y el estrés.

Pero como huir no es la solución, entonces tu cerebro y tu cuerpo no pueden ponerse de acuerdo y generan una situación de desesperación y bloqueo. ¡Así funciona!

Paso 2. Etiqueta las emociones

Para mantener la situación bajo control es necesario irrumpir en este ciclo. La amígdala es la parte del cerebro donde se procesa la memoria, se interpretan las emociones y donde se pueden tomar decisiones de manera visceral – nada recomendado-.

Jon Parlett, pionero en el uso de la neurociencia y en la formación de lídes, asegura que mantener la situación bajo control puede ser mucho más sencillo si a estas emociones se les coloca nombre y etiqueta.

Es por ello que la recomendación es analizar la situación y cómo te sientes, dándole nombre a esos sentimientos, esto nos permite catalogar la situación y crear un estado de dominio y control. Ya sabes lo que sucede, ahora es cuestión de dominarlo.

Paso 3. Reduce tu respiración

Cuenta del 1 al 10 al momento de inhalar, hazlo de manera profunda y lenta, después comienza a exhalar contando del uno al diez. Lo que sucede es que al respirar de esta manera se lleva más oxígeno a tus pulmones y al torrente sanguíneo, contrarrestando la reacción de tu cuerpo al sentir presión y estrés

Estas respiraciones profundas llevan más oxígeno a tus pulmones y de allí al torrente sanguíneo, que es el efecto contrario de la reacción de lucha o huida. Con esto le estás diciendo a tu cuerpo y al cerebro que ya no es necesario aumentar la intensidad de su reacción de lucha o huida.

Paso 4. Re-etiqueta tus emociones

Una vez que hayas interrumpido el ciclo de presión y estrés de manera orgánica, es momento de etiquetar de nuevo las emociones, pero ¡Ojo! Hazlo de manera objetiva, asegúrate de saber qué es positivo y qué es negativo: Miedo = Anticipación, Frustración = Decepción, Preocupación = Desolación, etc.

Sigue manteniendo una respiración lenta y profunda. Mientras repites este paso y comienzas a darle nombre y forma a tus sentimientos, sentirás cómo la calma comienza a llegar. Lo que sucede es que tu mente está tomando conciencia de la situación, creando un estado de poder y dominio, y con ello, la calma.

James asegura que dominarlo es cuestión de práctica y que los resultados son excesivamente favorables. “Esta habilidad hace de los líderes gente eficiente, aumentando su capacidad de disfrutar y controlar el flujo natural de la presión y el estrés”.

Fuente: https://www.altonivel.com.mx/liderazgo/management/44686-neurociencia-el-secreto-contra-el-estres-laboral/

Para ser feliz hay que renunciar a estos habitos

¿Quieres ser feliz? Renuncia a estos 10 hábitos

Por John Rampton

¿Cómo puedes introducir un poco más de felicidad en tu vida?

Puede que tengas que renunciar a varias cosas para ser feliz. Lago curioso de pensar, porque la mayoría de las personas se centra en comprar y ser más cosas para alcanzar la plenitud.

La verdadera clave de la felicidad es renunciar a ciertas perspectivas y comportamientos. Algunas personas tratan de lograr la felicidad enmascarándola con una compra temporal o alguna actividad extra.

¿Quieres saber por dónde empezar?

Aquí hay 10 cosas a las que necesitas renunciar a fin de convertirte en un individuo más feliz.

1. Renunciar a las horas extra

Lo entiendo. Necesitas el dinero. Tal vez no quieres decirle “no” a tu jefe o eres un adicto al trabajo. Independientemente de la razón que sea, es necesario dejar de trabajar tanto si deseas aumentar tu felicidad.

Varios estudios han encontrado que trabajar constantemente horas extras puede afectar la salud mental. El exceso de trabajo perjudica el bienestar, ya que puede llevarte a desarrollar depresión y ansiedad.

Además, todos necesitamos un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida. Una existencia equilibrada nos da la oportunidad de recargar baterías y relajarnos. Incluso el tiempo con nuestros amigos y familiares nos ayuda a impulsar la creatividad.

2. Abandonar la charla negativa contigo mismo

Estudios estiman que decimos entre 300 y mil palabras hacia nuestros adentros cada minuto. Esa es una muy buena indicación de que la fuerza más destructiva en el universo puede ser, bueno, nosotros mismos.

Es fácil caer en el agujero de la “autocharla negativa” cuando las cosas van mal. Pero repetirnos a nosotros mismos lo “malos” que somos, puede generar efectos devastadores en la psique. Estarte tratando mal todo el tiempo evita que seas feliz.

En lugar de revolcarte en el mal hábito de menospreciarte a ti mismo, sigue los pasos que siguen la Marina de EE.UU. Estos hombres y mujeres tienen por costumbre decirse cosas positivas y afirmaciones frente al espejo todos los días.

Por ejemplo, si estás estresado en el trabajo, sal a caminar y recuerda que, en realidad, todo está bien. Recuerda que puedes manejar la situación. Échate palabras de aliento como un padre o un buen jefe lo haría.

3. Abandona tu necesidad de control

Tienes que estar dispuesto a renunciar a tu necesidad de tratar de controlar cada aspecto de tu vida.Es comprensible querer mantener el control total de todo. Nos consumen nuestros horarios e incluso intentamos modificar el comportamiento de los demás.

Algunos tratan de crear previsibilidad controlando cosas que no están dentro de sus manos. Esta clase de control es del tipo que se convierte en ansiedad y caos en nuestras vidas.

Es un reto, pero hay que aceptar a todo el mundo y todo lo que son como son actualmente. Serás mucho más feliz y todo el mundo a tu alrededor será más feliz también porque los aceptas sin exigirles que sean de tal o cual manera.

4. Deja de culpar a los demás

La culpa es a menudo el chivo expiatorio que usamos en lugar de asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones y sus consecuencias. Piénsalo. Es mucho más fácil apuntar el dedo hacia alguien o algo más que aceptar que te equivocaste.

En lugar de hacer eso, empieza a mirarte en el espejo.

Al final la culpa no es constructiva y no va a ayudarte. Reserva tu energía para lo que se necesita realmente: solucionar el problema en cuestión.

5. Acabar con la negatividad de los demás

La negatividad, como una gripe desagradable, es contagiosa. Somos criaturas sociales e inevitablemente vamos a adoptar los hábitos y valores de las personas más cercanas a nosotros. Por eso, procura rodearte de gente positiva, apasionada, motivada, que te apoye y tenga ambiciones propias.

Es imposible eliminar completamente las emociones negativas de los que te rodean. Todos vamos a tener un mal día por lo que es importante pasar menos tiempo con los “quejosos crónicos”.

Sé más consciente de tu propio bienestar emocional.

6. Renuncia al FOMO

Richard Branson dijo una vez que “las oportunidades son como los autobuses – ¡Siempre hay otro a la vuelta!

¿Eres del tipo de persona que se sumerge en el temor de perderse de las oportunidades o FOMO (Por sus siglas en ingles, fear of missing out)? Si todo el tiempo estás con el miedo de no estar aprovechando las oportunidades, disminuirás tu felicidad. Peor aún, adoptarás una perspectiva de corto plazo en tu propia vida.

Branson es muy consciente de que tiene recursos y tiempo limitados. Él evalúa cuidadosamente cada oportunidad que encuentra, incluso si no funciona.

Aprende a Branson y recuerda que siempre vendrá una oportunidad para hacer algo nuevo. No te limites a sentirte culpable o triste porque no aprovechaste algo. Ya vendrá algo igual o mejor.

7. Deja de intentar impresionar a los demás

Deja de poner tanto empreño en ser algo que no eres. ¿Estás tratando de agradarle a otras personas? Es importante que TÚ mismo te gustes por lo que realmente eres.

Mientras que intentas mejorar, puedes practicar incluso el ser tu propio mejor amigo. ¿Eres amable contigo mismo? ¿Te ayudas y te animas?

Guarda las máscaras y sé tu mismo. Sólo sé usted mismo. No tienes que vivir en constante temor de que alguien vea las cosas malas en ti. Eso no lo puedes evitar. Te ahorrarás una tonelada de energía y notarás rápidamente que la gente se siente más atraída a tu autenticidad que a tus mentiras.

8. Deja de sentirte con derecho a algo

Esto puede parecer brutal, pero déjame recordarte que nadie te debe nada. Mamá y papá no te deben nada. El jefe y la compañía para la que trabajas no te deben nada. El profesor y la escuela no te deben nada. Tu hermano y tu hermana no te deben nada. Sólo TÚ te debes algo grande.

Cuando ves a la vida con la mentalidad de que te tiene que dar algo, siempre vas a ser decepcionado. Una y otra vez.

Cuando trabajas duro y eres agradecido por lo que tienes, comienzas a ver la vida de una nueva manera. Entiendes las cosas desde bajo una nueva luz y aprecias lo que has logrado.

Es una experiencia increíblemente poderosa y edificante vivir de esta manera. Pruébalo anotando todos los días las cosas por las que estás agradecido.

9. Deja de tratar de ser perfecto

No se trata de entregar un trabajo descuidado y cometer errores, pero recuerda: vas a cometer errores. No puedes esperar ser perfecto 24/7. Eso simplemente no es realista. Los que esperan la perfección de sí mismos generalmente se convierten en un obstáculo serio en su propio viaje a la felicidad.

Se ha encontrado que el perfeccionismo puede llevar a ser más ansioso en los entornos sociales. Puede evitar que pruebes cosas nuevas.

Tratar de ser perfecto impide tu capacidad para formar relaciones a largo plazo. Embotellar sentimientos de duda puede traer más sensaciones de inutilidad.

Aceptar que a veces “bueno” es lo suficientemente bueno es muy útil.

10. Renunciar a la “mentalidad de la escasez”

La mentalidad de escasez proviene del libro de Stephen Covey, The 7 Habits of Highly Effective People:

“La mayoría de la gente está profundamente adentrada en lo que yo llamo la mentalidad de escasez: ven la vida como si tuvieran sólo tanto, como si sólo hubiera un pastel ahí fuera, y si alguien tuviera un gran pedazo de pastel, significaría menos para todos los demás.

La mentalidad de escasez es el paradigma de la suma cero de la vida. Las personas con una mentalidad de escasez no saben compartir el reconocimiento y el crédito, el poder o el beneficio – incluso con aquellos que los ayudan. Tampoco se sienten felices por los éxitos de los demás”.

En pocas palabras, la idea detrás de la mentalidad de escasez es que simplemente no hay suficiente éxito para todos.

Por ejemplo, piensan que sólo puede haber una persona con aumento en el trabajo ya que no hay suficiente dinero para dar a todos un crecimiento. Como resultado, este tipo de mentalidad puede conducir a un pensamiento de más corto plazo y puede crear tristeza y celos.

Si quieres ser más feliz y tener más éxito, Covey cree que debes abrazar una mentalidad de abundancia.

“La Mentalidad de la Abundancia, por otro lado, fluye de un profundo sentido interno de valor personal y seguridad. Es la creencia de que hay mucho y es suficiente para todos. Esto da como resultado un reparto de prestigio, de reconocimiento, de beneficios, de toma de decisiones. Abre posibilidades, opciones, alternativas y la creatividad”.

Al cambiar tu mentalidad, serás capaz de centrarte en el largo plazo y crear más sentimientos positivos hacia los demás.

Fuente: http://escuelapararicos.net/quieres-ser-feliz-renuncia-a-estos-10-habitos/

Sabes cual es tu verdadero valor?

Cuál es tu verdadero valor

CUÁL ES TU VERDADERO VALOR

Por Marcelo Molina

–Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

–Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después, y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

–Encantado, maestro -titubeó el joven quién sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades, postergadas.

–Bien- asintió el maestro.

Se quitó un anillo que llevaba y dándoselo al muchacho, dijo- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

–Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

–Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

–¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

–Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé si la venta es urgente…

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

–Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Claramente podamos advertir la enseñanza de este hermoso cuento: Nadie mejor que nosotros mismos puede hacer la valuación, puede fijar el “precio”, puede hacer la tasación del valor personal.

Quizás coincidamos en que hacerse a uno mismo la pregunta de ¿cuánto valgo? no sea una pregunta habitual. Entonces: ¿Por qué es tan importante conocer la respuesta a esa pregunta? Porque, de la respuesta a esa pregunta, ¡depende nuestro futuro! ¿Y cómo es eso posible? Bien, acompañame en la exploración y lo veremos juntos…

Haciendo un poco de memoria, todos encontraremos recuerdos de algunos episodios en que personas significativas en nuestra vida nos hayan señalado las cosas que hacíamos bien y aquellas cosas que hacíamos mal. Probablemente, con la muy buena intención de enseñarnos a evitar lo que no nos lleva por el “buen camino” y aprender lo que realmente “vale la pena”.

Esto fue formando en nosotros una idea de lo que somos, de cuáles eran nuestras “fortalezas” y nuestros “puntos débiles”. Y esta creencia –por la repetición de nuestros actos– se fue haciendo cada vez más cercana a la certeza de que éramos “así”, de que valemos para algunas cosas, pero no para otras, de que nuestro valor tiene que ver con lo que somos capaces de hacer.

Lo que otros vieron o ven en nosotros, tiene más que ver con ellos que con nosotros, dado que lo que observan lo observan desde su forma particular de observar, con sus propios “filtros” y limitaciones, desde su propio “mapa mental” de “cómo deberían ser las cosas para que sean valiosas”. Y ocurre lo mismo cuando nosotros somos los observadores de nosotros mismos. Nos comparamos con lo que “debería ser” y a partir de ahí, sacamos conclusiones de cuánto valemos…

Un diamante no pierde su valor por el hecho de estar cubierto de lodo… sigue siendo una valiosa joya. Lo mismo ocurre con nosotros. Nuestro valor es incalculable, solo que a veces hay “lodo” cubriendo nuestra superficie, en forma de juicios con los cuales nos desvalorizamos, o mediante juicios de otros, a los cuales les damos valor, y que juzgamos como desvalorizantes…

Y esto tiene un efecto devastador en nuestra autoestima, dado que lo que pensemos de nosotros (ya sea porque es un juicio propio, o porque nos lo ha dicho alguien importante en nuestra vida) influye directamente en cómo nos evaluamos, en cómo nos valoramos.

“Tienes que ser consciente de los juicios que tú hagas acerca de ti mismo, porque incluso éstos se basan, por lo general, en los sistemas de valores de las personas que te rodean. Si juzgas, condenas o apruebas” – Anthony De Mello

Y nuestra autovaloración personal influye a su vez en nuestros resultados. Todo lo que obtenemos en nuestra vida tiene relación directa con cuánto valor entregamos a cambio. Si entrego poco valor, recibo poco valor. Si entrego mucho valor, recibo en la misma medida. Por lo tanto, si creo que valgo poco, es poco el valor que puedo ofrecer, y por lo tanto, mis resultados tendrán una medida proporcional.

En definitiva, todo en la vida se resume en una cuestión de valores. Nuestro valor no tiene que ver con nuestros comportamientos o nuestros sentimientos, sino con cuánto valor puedo crear para mí y para otros…

Me surge compartir algunas preguntas que te regalo, con el fin de encontrarte con la respuesta a la pregunta inicial… cuál es tu verdadero valor, cuánto vales:

¿De qué sientes satisfacción en tu vida?
¿Qué fue/está siendo motivo de plenitud en tu vida?
¿Cuándo te has sentido digno de ser/hacer algo valioso en tu vida?
¿Quiénes se han visto beneficiados por alguna aptitud o actitud de tu parte puesta a su servicio?
¿Cuántas vidas/destinos se han transformado a partir alguna palabra o silencio que ofreciste, en el momento oportuno?
¿Con cuántas personas has compartido experiencias que hayan resultado valiosas, para ambos?
¿En cuántas formas o de cuántas maneras crees que honras tu vida, tu existencia?
¿Qué necesitas para ser aún más valiosa/o? ¿Qué te hace falta para crear aún más valor en vos y en otros o para otros?

“Calcule primero el costo. No pague un precio demasiado alto por ir tras valores secundarios. El valor principal de la vida no está en lo que conseguimos. El valor principal de la vida está en lo que logramos ser.” – Jim Rohn

Espero de corazón que este artículo haya sido de alguna manera útil para tu vida. Si en algún momento consideras que necesitas asistencia para revisar o re-significar tu AUTOESTIMA, y quieres dar tu primer paso hacia una más profunda autoconciencia, para lograr un mayor bien-estar, estoy disponible para que me consultes y conversemos de qué manera puedo asistirte.

Recibe mi total agradecimiento por permitirme compartir contigo estas reflexiones y te agradeceré las reenvíes a quienes consideres les pueda ser de utilidad.

Fuente: https://escuelapararicos.net/cual-es-tu-verdadero-valor/?utm_source=EPR&utm_medium=ReadBox&utm_campaign=Email

Insistir: Fortaleza o amenaza

Insistir: fortaleza o amenaza para tu efectividad

Insistir es una de las principales claves para poder mejorar tu efectividad. Insistir es también uno de los principales obstáculos para poder mejorar tu efectividad. ¿Cómo es posible esta paradoja?

Como ocurre con otras muchas cosas, insistir puede ser algo muy bueno o algo muy malo. Todo depende de los matices, de cuándo, cómo o por qué insistamos.

De hecho, el ser humano es insistente por naturaleza. Siempre estamos insistiendo, aunque la mayor parte del tiempo no seamos conscientes de ello. Otras veces, sin embargo, necesitamos ser conscientes para poder insistir.

Dice la RAE que insistir es «mantenerse firme o constante en algo», lo que a priori puede dar la sensación de que va a requerir un cierto esfuerzo. ¿Es esto realmente así?

Nuestro Sistema 1 (Kahneman) tiende a minimizar todo lo posible el consumo de energía mental, y dejar las cosas como están. Según esto, «mantenerse constante» es una de las mejores formas de conseguirlo, de no esforzarse en absoluto.

Sin embargo, cuando empezamos a hacer algo nuevo, nos cuesta un esfuerzo, ya que lo lleva a cabo nuestro Sistema 2.

La única manera de que nos deje de costar ese esfuerzo es que deje de gestionarlo el Sistema 2 y pase a gestionarlo el Sistema 1, para lo cual hay que generar un hábito. ¿Cómo se genera ese hábito? Insistiendo con esfuerzo.

Insistir, amenaza para tu efectividad

La única manera de mejorar tu efectividad es haciendo las cosas de manera distinta.

Como decía Einstein, «locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes», lo que también podría haber expresado como «locura es insistir en lo mismo y esperar obtener resultados diferentes».

¿Por qué insistimos de forma equivocada?

Una de las razones es por comodidad. Como explicaba antes, cambiar requiere un esfuerzo, mientras que mantenerse constante, insistir en mantenerte donde estás, no requiere ninguno. No cambiar por comodidad es la opción preferida del Sistema 1.

Cuando insistimos por comodidad, nos encontramos ante la pereza, y la pereza es incompatible con la mejora de la efectividad.

Otra de las razones es por soberbia. Con frecuencia, nuestros sesgos cognitivos nos hacen creer que somos más inteligentes o más especiales de lo que realmente somos. Pensar que lo que ha demostrado gente más inteligente que nosotros está equivocado, o que lo que sirve para todo el mundo a nosotros no nos sirve, son ejemplos de esta soberbia.

Cuando insistimos por soberbia, nos encontramos ante la obstinación, y la obstinación es incompatible con la mejora de la efectividad.

Insistir, fortaleza para tu efectividad

Para que hacer las cosas de manera distinta de como las haces ahora sea algo sostenible, tienes que lograr que hacerlas te deje de suponer un esfuerzo.

Cuando empiezas a hacer algo de manera distinta a la habitual, es tu Sistema 2 quien tiene que encargarse de ello. Cualquier actividad que realiza el Sistema 2 conlleva un esfuerzo y cansa, ya que consume grandes cantidades de energía mental.

Para que eso deje de ser así, tienes que conseguir que sea el Sistema 1 quien se encargue de ella en lugar del Sistema 2. ¿Cómo? Generando un hábito. ¿Cómo? A fuerza de repetir, repetir y repetir, una y otra vez, eso que te cuesta esfuerzo, hasta que deje de costártelo. Los hábitos se crean a fuerza de insistir.

La gran paradoja de la efectividad es que la única forma de que algo te deje de suponer un esfuerzo en el futuro es que te suponga un gran esfuerzo en el presente.

¿Qué necesitas para insistir de la forma adecuada?

Por una parte, necesitas compromiso, pero compromiso del de verdad. Sin él, es prácticamente imposible que superes los «baches» que, con toda seguridad, aparecen antes o después en todo proceso de mejora y cambio personal.

Cuando insistimos por compromiso, nos encontramos ante la coherencia. La coherencia entre lo que decimos que queremos y lo que hacemos para lograr lo que queremos es indispensable para la mejora de la efectividad.

Por otra parte, necesitas humildad. La humildad conlleva reconocer que probablemente eres menos inteligente y especial de lo que te gustaría creer y aceptar que la solución a tu problema depende únicamente de ti.

En la medida que culpes a una herramienta, o a una metodología, de tus fracasos en el proceso de mejora, por no adaptarse a tus características específicas, te estarás alejando de la humildad.

Cuando insistimos por humildad, nos encontramos ante la perseverancia. La perseverancia es el único camino hacia la mejora de la efectividad.

Conclusión

Todas las personas insisten, y lo hacen constantemente.

Hay personas que insisten en no cambiar, en hacer las cosas como siempre. Esto es obviamente muy cómodo, pero sin cambio es imposible la mejora.

Hay otras personas que insisten en lograr el cambio que desean. Esto requiere indudablemente un esfuerzo considerable, pero es el único camino.

Pretender que las cosas cambien sin esfuerzo, simplemente porque nos lo merecemos, es un ejemplo de soberbia.

Lograr que las cosas cambien con esfuerzo sostenido, entendiendo que esa es la naturaleza del cambio, es un ejemplo de humildad.

Cuando insistir va acompañado de soberbia, la obstinación nos mantiene anclados a dónde estamos y la mejora de la efectividad es imposible.

Cuando insistir va acompañado de humildad, la perseverancia nos acerca paso a paso a dónde queremos estar y la mejora de la efectividad se hacer realidad.

Insistir, ¿fortaleza o amenaza para tu efectividad? Todo depende de ti.

Por José Miguel Bolívar

Fuente: http://www.optimainfinito.com/2019/02/insistir-fortaleza-o-amenaza-para-tu-efectividad.html

Los problemas no, es la actitud

 

Esta es una de las lecciones más poderosas que he aprendido en los últimos años. Quizá, la más poderosa. Y si tu la interiorizas, puede cambiar tu vida de manera radical.

Lo que he llegado a comprender es que los problemas, los tropiezos y los obstáculos que enfrentamos en la vida, no son maldiciones en sí mismas.

Las dificultades que experimentamos, si las encaramos con la actitud adecuada, las podemos convertir en verdaderas bendiciones.

Todo lo que nos ocurre es trabajable. A todo podemos sobreponernos y construir algo bello a partir de esa experiencia.

Si ya se que suena extraño (alguno dirá que ridículo), pero quédate conmigo e intentaré explicarme.

Pero antes de seguir, déjame hacerte una pregunta; en tu vida ¿cuáles son las cosas de las que te sientes más orgulloso?

Verás que lo que viene a tu mente son las cosas que más te ha costado alcanzar: avanzar en tu educación, obtener un ascenso, criar un hijo, aprender otro idioma, son algunos ejemplos.

Cuanto más te esforzaste por conseguir algo, cuanto más difícil, más satisfecho te sientes de la victoria. Es el sacrificio realizado lo que le da significado al triunfo.

En la pared de la oficina de Warren Buffett, por ejemplo, no está colgado el diploma de graduación de la universidad, como suele acostumbrarse; ese no es del que se siente más orgulloso.

El diploma que está en su oficina es el que obtuvo por terminar un curso que enseñaba a hablar en publico.

El extraordinario inversionista le tenía pánico pararse enfrente de un auditorio. La sola posibilidad de tener que hacerlo lo hacía que se marease e, incluso, vomitar.

Sin embargo, él sabía que hablar en público era necesario si quería prosperar como profesional. Así que enfrentó y superó ese obstáculo.

Lo que al comienzo parecía ser una gran barrera, un problema enorme, terminó convirtiéndose en una fortaleza.

​Lo contrario también es cierto: si no nos cuesta nada, no significa nada.Esa es la razón que explica porque las personas que se ganan la lotería, aunque al principio experimentan un aumento en sus niveles de felicidad, pasado poco tiempo regresan a los mismos niveles de satisfacción que tenían antes del golpe de suerte.

Las victorias regaladas, la prosperidad fruto de la suerte carece de significado.

El hombre, para ser feliz, necesita de retos. Necesita desafíos que lo pongan a prueba. Si todo lo obtenemos con facilidad, la vida se vuelve soporífera.

Dice Daniel Kahneman, el psicólogo que ganó el Premio Nobel de Economía, que todo ser humano, para sentirse satisfecho con su vida necesita dos cosas: poder contar una buena historia acerca de ella y que el protagonista (es decir, el mismo) sea un protagonista decoroso, no un pillo que cause vergüenza.

Y una historia, para que resulte apasionante, se debe tratar del triunfo sobre la adversidad. O si no fue posible la victoria, por lo menos que la derrota haya sido digna y honrosa.

Con toda seguridad que Rocky, la película Sylvester Stallone, habría resultado muy aburrida si el aguerrido boxeador hubiera derribado a Apollo Creed con el primer golpe del primer asalto.

La historia resultó memorable por la cantidad de obstáculos que Balboa enfrentó.

De la misma manera, los obstáculos que enfrentamos en nuestra vida son lo que le da significado y nos permiten construir una buena historia.

Nadie quiere ser aquel personaje que ante toda adversidad se achicaba, que se escondía, que no se atrevió a nada por miedo a fracasar y a la opinión de las otras personas.

Todos anhelamos ser ese protagonista que cuando las cosas se ponen difíciles da un paso al frente y demuestra todo lo que vale.

Por ello, nuestros fracasos, nuestras deficiencias, los recursos que no tenemos, son los ingredientes que harán que nuestra historia, si así lo decidimos, sea una historia extraordinaria.

Que nos da (al igual que a Buffett) miedo hablar en público… bien, nos esforzamos y lo superamos.

Que no contamos con los conocimientos necesarios para hacer tal o cual cosa… bien, pues aprendemos.

Que no tenemos el dinero, que somos muy jóvenes, que somos muy viejos, que no tenemos tiempo… todas esas son cosas que se pueden superar, basta con mirar la historia de grandes personajes y encontraremos que muchos han logrado cosas inimaginables a pesar de tener que enfrentarse a adversidades mucho peores.

Todo es trabajable.

En nuestro interior se encuentran los recursos necesarios para vivir una gran vida. No una vida de comodidad y complacencia, ¡puaj! ¡guácala!

Sino una vida de esfuerzo, de lucha, de levantarse después de cada tropiezo.

Esa es la vida que, cuando estemos mayores y recordemos, nos hará poner una gran sonrisa en nuestra cara.

Fuente: https://www.notasaprendiz.com/blog/los-problemas-no-son-el-problema-es-tu-actitud

Rutinas Mentales de Alto Impacto

Por Carlos Antorán.

Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente. —Franklin D. Roosevelt.

Desde hace muchos meses vengo aprendiendo, desarrollando y experimentando una serie de estrategias mentales para trabajar mi bienestar, mejorar mi capacidad